Artículos, Medicina Familiar

EL NIÑO Y LA MUERTE

EL NIÑO Y LA MUERTE

Autor

Dra. Pamela Rojas G., Médico Familiar PUC

Introducción
La muerte es una situación de gran dolor para una
familia. En términos generales nos torna vulnerables,
quiebra proyectos de vida y nos obliga a una
reestructuración profunda.
Muchos niños viven este proceso a través de la
pérdida de uno de sus padres. Quien lo sobrevive
suele ser quien informa a sus hijos, sin embargo pocos se
sientes capaces de hacerlo «bien». Muchos tardan días
y hasta meses, mientras tanto, la explicación de
donde está el padre fallecido es poco clara; «va a
estar en el hospital», «se fue a un largo
viaje».
Con la idea de «proteger» al niño de la
impresión de la muerte, los padres recurren a
distintos comportamientos. Muchas personas usan
metáforas para explicar la muerte («el papá
está durmiendo para siempre»), y la
mayoría evita expresar sus sentimientos de dolor en
frente de los niños. Una de las conductas más
recurridas es la de excluirlos de los ritos
fúnebres.
Algunas de estas conductas se explican bajo la premisa que
los niños «no se dan cuenta» o bien «no
entenderán» si se les habla de la muerte. La
siguiente revisión aborda la forma en la cual los
niños viven el concepto de muerte, las principales
diferencias con el duelo de los adultos y algunas pautas
generales para orientar a aquellos padres que soliciten
ayuda.Los
niños y la muerte

La idea que los niños tienen sobre la muerte y la
forma de enfrentarla se modifica con la edad.
Así:0 a 2 años: Desconocen el concepto de muerte,
sin embargo perciben la ausencia de su padre o madre. Son
capaces de responder a cambios de rutina, de cuidadores y al
caos familiar.
Viven un duelo y lo manifiestan a través de conductas
de protesta, desesperación y desapego.3 a 5 años: Apoyados en su pensamiento
mágico y egocéntrico ven a la muerte como
temporal y reversible, similar a dormir. Perpetúan la
relación a través de rezos, cartas y
conversaciones con el fallecido. En este sentido, quien ha
fallecido «está en el cielo», y por lo tanto
desean escribir y visitarle.
Son frecuentes las preguntas: «¿Puede comer?,
¿Cómo respira debajo de la tierra?, ¿Va al
baño?, ¿Me escucha?, ¿Cómo puede
estar al mismo tiempo en la tumba y en el cielo?».6 a 8 años: La muerte se interpreta como un
castigo, es como un «personaje» que te atrapa. En este
sentido, logran identificarla como un hecho irreversible
pero no universal, o sea no afecta a todos..
Ante la muerte, es frecuente que se cuestionen que tan
segura es la vida, y por lo tanto, suelen surgir preguntas
como «¿Tú también te vas a
morir?»
A esta edad hacen preguntas que pueden parecer morbosas a
los adultos y que pueden motivar la consulta médica:
«¿Me puedo quedar con la tele del papá?,
¿y que pasa con el cuerpo?, ¿se pudre?, ¿y
cuanta sangre le salió?».9 a 12 años: Se adquiere la concepción
adulta de la muerte; final, irreversible y universal. Pese a
que comprenden el proceso biológico de la muerte, la
viven como un hecho lejano para ellos y como un castigo por
malos comportamientos.
Destaca, a esta edad, mayor dificultad para comenzar a
hablar del tema y una alta dependencia del padre
sobreviviente.13 a 18 años: Pese a que perciben a la muerte
como más cercana, enganchan con actividades de alto
riesgo adoptando una actitud «inmortal». A esta edad se
adquiere el interés «social» por la muerte y sus
ritos.Como
reaccionan los niños ante la
muerte

– La tendencia al llanto aumenta con la edad.
– Los niños mantienen la esperanza de que el padre
fallecido volverá, y lo buscan. En ocasiones
reconocen de mala gana que eso no sucederá y se ponen
tristes.
– Fantasean que viven con él por las noches, que
juegan juntos o que lo abraza. Puede que digan que lo
sienten, que lo ven o que hablan. Lo esperan con regalos o
se portan bien para él.
– Puede que expresen miedo de morir ellos también o
de perder al padre sobreviviente.El
duelo en los niños

Actualmente se reconoce que los niños experimentan el
duelo, sin embargo este proceso muestra algunas
características distintas a la del adulto:


Los niños no se retraen: se tornan
demandantes, necesitan comprobar que sus necesidades
serán satisfechas. Buscan un sustituto para no
perder la seguridad.
– Desilusión hacia el padre perdido:
Pensamientos de abandono, traición y
desilusión por el padre muerto o pérdida de
confianza, lo que puede generalizarse a quienes siguen
vivos.
– Emociones fluctuantes: rabia, pena, ansiedad,
confusión. No están siempre tristes.
– Duelo más prolongado que los adultos: la
pérdida va adquiriendo un nuevo significado
según la etapa del desarrollo que van
viviendo.

Recomendaciones
para los padres

1. Ser honestos: Aunque resulte doloroso hablar precozmente
de la muerte. Explicar acorde a su edad y lenguaje,
recordándole su irreversibilidad. Aceptar todas sus
preguntas.
2. Evitar confundir al niño con conceptos poco
adecuados (ej. «la muerte es como dormir», o sea
«dormir es peligroso, por lo tanto si me duermo no
despertaré «)
3. Invitarlo a participar en los ritos fúnebres:
Explicar con anterioridad lo que verá y
escuchará. Permitir ver el cuerpo si lo pide y
acompañarlo, nunca forzarlo.
4. Animarle a expresar lo que siente: Observar sentimientos
de pena en la familia hace que el niño los vea como
aceptables. Jamás restringir su expresión (ej
«no estés triste», «tienes que ser
valiente»).
5. Respetar su manera de afrontar la pérdida:
permitirle cierta irritabilidad, menor rendimiento escolar,
cambios en el apetito, regresión en pautas de
comportamiento, juegos ruidosos o «morbosos» (ej. Jugar
«a morirse o al funeral»). Dar espacio a sus temores:
(«¿ yo tuve la culpa?, ¿quién me va a
cuidar?»)
6. Mantenerse física y emocionalmente cerca:
tranquilizarlo constantemente: («yo estoy aquí, no te
voy a dejar solo»).
7. Cuidado de no parentalizar al niño con roles que
no le corresponden. («ahora tienes que cuidar a la
mamá»)Resumen

Los niños son capaces de experimentar un duelo.
Su forma de entender la muerte, sus dudas y como se
enfrentan a ella varían con la edad.
El duelo de un niño tiene características
propias y diferentes a la de los adultos y por tanto
requieren explicaciones, cuidado y preocupaciones
distintas.
Las principales recomendaciones a los padres son la
información precoz del fallecimiento, evitar dar
nombres confusos a la muerte, recalcar su irreversibilidad,
aceptar su particular forma de expresar dolor, invitar a los
ritos fúnebres y mantenerse emocional y
físicamente cerca.REFERENCIAS

1. Dixon Suzanne. Encounters with Children. Pediatric
Behavior and development. Editorial Mosby, 2000
2. Villena Aragón, Julio (1996): Psicoanálisis
contemporáneo: mitos – creencias – hipótesis –
conocimientos». Argentina, Biblioteca de
psicoanálisis contemporáneo.
3. Bowlby, John: Grief and mourning in infancy and early
childhood, Psychoannal Study Child 15:9, 1960
4. Morris Wessel: El niño frente a la muerte de un
ser querido. Pediatría Ambulatoria, cap 28, pp
207-208
5. Walsh Froma, Mc Goldrick Monica. Loss and the family: a
sistemic perspective
6. Hernández R.: Duelo en la infancia, el rol del
Pediatra. Revisión Bibliográfica. 1997
7. Proceso de duelo y nivel de diferenciación. Tesis
Instituto Chileno de Terapia Familiar, Enero 1992
8. El Proceso del duelo. http://webpages.ull.es/users/almigar/duelo1.htm
9. Duelo Infantil. http://www.psicologia.cl/psicoarticulos/articulos/duelo.htm
10. Vivir la pérdida. http://usuarios.lycos.es/Vivirlapérdida/dueloinfantil.htm
11. Duelo. http://www.psicoplanet.com/temas/tema13_contenido.htm