Esta infección, típica de verano, era considerada exclusiva del Pacífico asiático; sin embargo, se han confirmado más de 30 casos en Chile en los últimos años.
Fecha: 25 de julio 2018
Un grupo de investigadores, liderado por la Dra. Katia Abarca, académica de la División de Pediatría UC, continúa su investigación sobre el tifus de matorrales en el país. Aunque se pensaba que esta enfermedad existía exclusivamente en el Pacífico Asiático, después de unos 4 años de estudio han sumado más de 30 pacientes y han confirmado su presencia en la isla de Chiloé y Chile continental.
Esta búsqueda comenzó hace más de 10 años cuando se presentó en el Hospital Clínico de la Universidad Católica un paciente, proveniente de Ancud, con un cuadro febril en que los especialistas comenzaron a sospechar que se trataría de una rickettsiosis, un tipo de infección no presente hasta entonces en el país. El estudio de este paciente mostró que se trataba de Orientia tsutsugamushi, bacteria causante del tifus de los matorrales. Tras obtener fondos para continuar con la investigación, no solo confirmaron su presencia en Chiloé, sino que también en áreas de Chile continental, incluso casos diagnosticados en Santiago, en turistas que estuvieron acampando o practicando alguna actividad al aire libre en el sur del país.
¿Qué es el tifus de matorrales?
Aunque el número de casos no parece ser muy elevado en la actualidad, es posible que exista un importante subdiagnóstico, como señala la Dra. Abarca. El desconocimiento de la enfermedad entre médicos y población y la falta de métodos diagnósticos explican este subdiagnóstico. En este aspecto también trabaja el equipo: educando y haciendo visible su presencia en Chile, especialmente en los servicios de salud públicos.
“La bacteria que causa el tifus de matorrales existe en un pequeño ácaro, un parásito externo de roedores silvestres. Para infectarse no es necesario tener contacto con el roedor, pues el ácaro infectado se encuentra en la vegetación, desde donde toma contacto con las perdonas. Además, la picadura no es dolorosa así que la persona no se da cuenta que ha sido inoculado”, explica la Dra. Abarca.
El contagio del tifus de los matorrales sucede en zonas rurales, las personas infectadas presentan después de unos días de la picadura por el ácaro infectado y fiebre alta, exantema (manchas rojas en el cuerpo), dolor de cabeza y muscular, sudoración, escalofríos y una mancha negra donde ocurrió la picadura. Esto a veces se presta a confusión con otras condiciones como la mordedora de araña de rincón.
La persona puede sanar eventualmente sin necesidad de medicamentos, pero se expone a tener complicaciones. La ventaja de plantear el diagnóstico es que existe un tratamiento antibiótico específico que ayuda a la mejoría del paciente efectiva y muy rápidamente.
“Cada año tenemos más casos y esto pasa porque los médicos la comienzan a conocer, vamos a seguir difundiendo nuestros hallazgos para que aumente este conocimiento, se haga un diagnóstico y tratamiento oportuno y así evitar que tengamos casos graves y permitir que los enfermos se recuperen rápidamente”, puntualizó la Dra. Abarca.
Una variante chilena
Los investigadores piensan que la presencia en Chile de la Orientia tsutsugamushi podría ser una variante de la que se encuentra en Asia Pacífico, pues las pruebas confirmatorias que se ocupan usualmente en otros lugares no han sido tan efectivas en el país. En ese proceso continúan su estudio: buscando conocer mejor esta bacteria.