Desde el 16 de marzo al 17 de abril de este año, Mario del Río viajó a África aún como alumno de pregrado de la Escuela de Medicina UC, donde apoyó al equipo de salud del Complejo Hospitalario-Universitario el Buen Samaritano en Yamena, capital del Chad.
Fecha: 1 de agosto 2018
Mario es médico general recién titulado de la Escuela de Medicina UC, quien en marzo de este año se fue por 28 días al Chad, un país ubicado en el norte de África, donde realizó su internado del electivo en bioética a cargo del Dr. Rodrigo López, pero principalmente apoyó al equipo del Hospital El Buen Samaritano.
Siempre estuvo en sus planes ir a hacer un internado a África, y mientras estaba haciendo su rotación en cirugía pediátrica le preguntó a uno de los doctores si sabía de algún programa y ahí salió a luz el nombre de Rodrigo López.
Desde 2009, un grupo de médicos de la UC y la Universidad de Chile, liderados por el Dr. López, colaboran para mejorar la atención en salud del Chad, lo que ha permitido generar programas de desarrollo de habilidades sanitarias en terreno para profesionales chadianos, y realizar operativos de salud en Yamena, ampliando el aprendizaje de estudiantes y especialistas chilenos y chadianos.
Como parte de este proyecto Mario partió el 16 de marzo: “De Chile llegué a París y de ahí a Chad, es un trayecto bien largo. Una vez instalado mí día empezaba a las 7 de la mañana y terminaba a las 2 o 3 de la tarde en El Buen Samaritano, donde pasaba visita y entraba a pabellón; teníamos entre tres y cuatro cirugías al día, era bastante más traquilo el ritmo”.
“La experiencia fue súper buena para salir de la zona de confort, fue algo muy desafiante: estaba en otro país, en otro continente, donde sólo hablan francés y árabe, idiomas que no manejo, aunque logré comunicarme un poco en francés y más en profundidad con quienes hablaban inglés y español”, agregó el egresado de Medicina UC.
Mario explicó que las cosas son muy distintas, ya que es otro continente y país con su propia epidemiología y enfermedades: “por ejemplo en Chad 1/3 de las personas muere por malaria, también hay mucha tuberculosis y sida, entonces de repente llegaban casos donde yo no sabía mucho, pero con ayuda del personal lograba comprender mejor los casos”.
Uno de los momentos más difíciles que tuvo que enfrentar, fue cuando llegó un niño de cuatro años que había tomado accidentalmente una botella con bencina: “Llegó convulsionando e inconsciente, muy comprometido. La bencina aparte de pasar al estómago emana gases que inflaman las vías respiratorias, y el niño tenía la vía aérea comprometida, y sin ventilador mecánico, ni corticoides, ni antibióticos, lo único que pudimos hacer fue darle morfina y esperar a que falleciera. Es súper frustrante porque en un lugar con los recursos necesarios ese niño podría haber tenido un mejor pronóstico”.
Si bien hubo momentos críticos y tristes como éste, Mario también recordó lo mucho que disfrutó junto a algunos de sus compañeros de la Facultad de Medicina del Chad, con quienes jugó una que otra pichanga bien empolvada debido a las canchas de tierra, y con quienes aprovechó de ver algunos partidos de la Champions, donde la mayoría celebró el triunfo del Real Madrid y Barcelona.
Mario hoy ya de vuelta en Chile recuerda su experiencia en el Chad como única y enriquecedora, y le gustaría tener la oportunidad de volver al Complejo Hospitalario-Universitario el Buen Samaritano, pero esta vez como médico cirujano y poder aportar con más técnicas y conocimientos.