El reto tras probar la existencia del tifus de matorrales en Chile

La llegada de un biólogo en 2006 a nuestro Hospital con un cuadro de rickettsiosis llamó la atención al grupo de médicos involucrados en el caso. Parecía que una enfermedad foránea había caído en sus manos.

Fecha: 22 de septiembre 2016

 

Alrededor de 10 años después de aquel caso de un hombre con rickettsiosis que acababa de llegar de Ancud, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, liderado por la doctora Katia Abarca, docente del Departamento de Enfermedades Infecciosas, corrobora lo que durante años se discutió: la presencia del tifus de los matorrales en nuestro país, una enfermedad infecciosa que hasta ahora se había localizado exclusivamente en el Asia Pacífico.

La bacteria Orientia tsutsugamushi no se había descrito en Chile o América Latina; sin embargo, los casos comenzaron a nacer en Chiloé. Aunque recientemente se confirmó la posibilidad de un paciente infectado en Caleta Tortel, lo que podría significar que se ha expandido a otras zonas del país.

Continúa la investigación

La Dra. Abarca, profesora titular e infectóloga pediátrica, relata que tras ese primer caso, el estudio realizado no pudo concluir efectivamente que se trataba de la Orientia tsutsugamushi; sin embargo, tras postular a fondos Fondecyt y obtener apoyo para seguir escarbando en el área, la conclusión fue otra.

Con el apoyo de laboratorios en Laos, Tailandia y la Universidad de Oxford lograron ir verificando y comprobando los primeros casos, que posteriormente han aumentado hasta casi una decena, y de esa forma confirmar lo que actualmente ya es de conocimiento internacional.

La relevancia de su esfuerzo quedó plasmada tras informar al Ministerio de Salud de Chile sobre sus hallazgos y que se levantara una alerta epidemiológica en regiones. 

Ahora, el equipo se encuentra sobre la pista del posible caso en Chile continental y por esto, entre otras razones, batallan por seguir con su investigación y esperan obtener los fondos necesarios para este fin.

De obtener nuevamente el apoyo de Fondecyt, la Dra. Abarca, Javier López, médico veterinario, y Thomas Weitzel, infectólogo alemán, intentarán demostrar cuál es el vector que se encuentra en Chile, el espectro clínico de la enfermedad y el examen correcto que serviría para el país. 

“Hay distintos exámenes para esta enfermedad, preparados en otros países, pero la bacteria que nosotros tenemos probablemente no sea exactamente igual a la que tienen en Tailandia o en China”, indicó la Dra. Abarca.

El equipo también cuenta con el apoyo de redes que han establecido con laboratorios en otras partes del mundo. “Seguimos pidiendo ayuda a los expertos y hemos encontrado bastante colaboración e interés para continuar avanzando”, añadió. 

 

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