10 de Septiembre fue Día Mundial de la Prevención del Suicidio
Fecha: 17 de septiembre 2015
Lema para este año de la International Association Suicide Prevention (IASP): “Tender la mano y salvar vidas”
El suicidio es un problema de todos y todos podemos ayudar.
¿Quién de nosotros no conoce o ha escuchado de alguien que falleció por suicidio?
Las cifras muestran que cada 40 segundos alguien se suicida, llegando a 1 millón las personas que mueren por esta causa al año en el mundo (IASP, 2015). En Chile al año fallecen alrededor de 2000 personas por suicidio. Es imposible quedar fuera de este problema que, además, se presenta en todas las edades.
¿Qué se entiende por intento suicida?
“todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión o daño, con un grado variable en la intención de morir…”(OMS, 1976).
El suicidio es una conducta muy compleja en la que participan diversos factores -sociales, psicológicos, culturales, ambientales y biológicos-. Estos factores interactúan y se configuran de modo particular en cada persona, de manera tal que en un momento determinado pueden conducir al comportamiento suicida (OMS, 2014).
¿Qué señales nos deben alarmar?
Hablar de morir, de no querer vivir, cambios en el ánimo (cansancio, desánimo) y en la conducta, aislamiento físico y emocional de la familia y amigos, estar sufriendo y viviendo alguna situación estresante en el último tiempo, principalmente quiebres amorosos y/o familiares o con amistades. El riesgo suicida se asocia al malestar personal, a sentimientos de soledad, agobio, que nada resulta y estar sobrepasado por los problemas.
Ante esto domina el sentimiento de incompetencia para encontrar una solución, desesperanza, no ver la salida, la vivencia de “no encajar” o no haber encontrado un lugar en el mundo y la sensación de poder llegar a descontrolarse. Al mismo tiempo, respecto de las otras personas, estos problemas y malestares no son compartidos, no se comunican, ya sea porque no se percibe a quien recurrir, y/o se cree que nadie puede ayudar y/o porque no se quiere perturbar a otros (preocupar o molestar). También gravitan de manera crucial para acrecentar este riesgo, el sentimiento de no ser querido o importante para otro, y más aún, el sentirse una carga para los seres queridos y por lo tanto, creer que estarían mejor sin él/ella.
El riesgo se agrava de manera crítica si se agregan deseos de no vivir, considerar la muerte como una salida, ideas suicidas con planificación, intentos de suicidio previo y antecedentes familiares de suicidio. En esta situación es urgente pedir ayuda.
¿Cómo podemos aportar a la prevención del Suicidio?
Aquí los factores protectores juegan un rol fundamental. En este ámbito todos podemos ayudar, reconociendo algunas características que debemos potenciar en todas las edades, para disminuir el riesgo, tales como: estimular pequeños logros, reforzando la autoestima, promover relaciones sociales saludables, generar redes de apoyo estables que auxilien en momentos críticos, compartir y conversar acerca de los problemas, expresar emociones tanto positivas como negativas y sostener un estilo de vida saludable física y mentalmente.
Frente a la pregunta ¿Qué hacer? cada uno de nosotros puede actuar cuando sospecha que alguien tiene riesgo suicida: Escuchar abiertamente, validar el sufrimiento del otro, preguntar directamente si ha pensado en morir y si lo ha intentado previamente, acompañar y buscar ayuda en centros de salud o especialistas de su comuna.
Los profesionales de la salud estamos sensibilizados ante el aumento de personas que se encuentran sufriendo esta problemática ya que se estima que al día mueren 5 a 6 personas por esta causa en Chile. Según los estudios la gran mayoría de ellos había solicitado ayuda (Baader, Righter & Mundt, 2004), había dado señales y consultado a un centro de salud o especialista.
Aquí existe un espacio para la intervención y prevención.
Es fundamental que con nuestros vecinos y organizaciones comunales, cambiemos las creencias y estigmas ante el riesgo suicida y los problemas de salud mental, dado que el 90 % de las personas con riesgo suicida presentan otros problemas emocionales (Hawton&Heeringen, 2009). Acogiendo positivamente, las personas con riesgo suicida tendrán menos vergüenza y temor de pedir ayuda.
¿Qué responsabilidad tenemos como sociedad?
La evidencia científica avala que el soporte social y la conexión con otras personas, reduce la conducta suicida, permitiendo la integración social tanto a su familia, a su comunidad y con instituciones sociales (CDC, 2008). Así con nuestra presencia podemos conectarlos a la vida.
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Mitos y Prejuicio |
Verdades Científicas |
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El que quiere matarse no lo dice. |
De cada 10 personas que se suicidan 9 de ellas manifestaron claramente sus propósitos. |
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El sujeto que se repone de una crisis suicida no corre peligro. |
Casi la mitad de los que tuvieron una crisis suicida y consumaron el suicidio, lo llevaron a cabo dentro de los tres primeros meses luego de la crisis emocional, cuando todos creían que el peligro ya había pasado. |
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Al hablar sobre suicidio con una persona se puede incitar a que lo realice. |
Está demostrado que hablar sobre suicidio reduce el peligro de cometerlo. |
• Escrito por el grupo de Estudio e Investigación en Riesgo Suicida: Psicólogas Claudia Moya, Ronit Fischman, Susana Morales, Orietta Echávarrí, María Paz Maino, Fernanda Peñaloza, Catalina Núñez y Dr. Jorge Barros. Nuestro estudio forma parte del Fondecyt n°11121390: “Precisando la evaluación del riesgo suicida: estudio de variables psicosociales asociadas a la conducta suicida en adolescentes y adultos consultantes en salud mental” y del Milennium Institute for Research in Depression and Personality. Cuenta con el patrocinio de la Escuela de Medicina y el Departamento de Psiquiatría UC.
Más información del Curso de Detección y Manejo del Riesgo Suicida en Atención Primaria de Salud, aquí:
http://www.educacioncontinua.uc.cl/17154-ficha-deteccion-y-manejo-del-riesgo-suicida-en-atencion-primaria-de-salud
