Cirugía Vascular y Endovascular
Albrecht Krämer: Dpto. Enf. Cardiovasculares
Francisco Valdés: Dpto. Enf. Cardiovasculares
A diferencia de la coartación aórtica postductal clásica, la coartación de la aorta toraco-abdominal habitualmente compromete un sector más extenso de la aorta torácica descendente o la aorta abdominal en su segmento visceral. Ambos tipos de coartación por su localización, además del aumento de la resistencia periférica, desencadenan un mecanismo hipertensivo renovascular que conduce a una hipertensión secundaria con todas sus consecuencias en el largo plazo.
Durante los últimos 10 años hemos realizado 15 intervenciones en 13 pacientes portadores de una extensa coartación de la aorta toraco-abdominal. Se trata de 12 mujeres (92.3%) y 1 hombre con edad promedio de 23.8 + 10.7 ( 6-47) años. La etiología de la lesión corregida corresponde a enfermedad de Takayasu en 12 pacientes e hipoplasia congénita en 1 caso. El 54% de los pacientes además presentaban lesiones oclusivas en los troncos supraaórticos y 62 % de ramas viscerales de la aorta abdominal.
Los procedimientos efectuados incluyen 12 puentes aórticos toraco-abdominales, 2 de los cuales se originan en la aorta ascendente, y respectivamente 1 plastía de la aorta visceral, 1 puente axilo-bi-femoral y 1 puente aorto ascendente-bi-femoral. Este último es el único caso que se ocluyó durante el seguimiento requiriendo una reintervención a los 11 meses. Por presencia de lesiones viscerales, se asocia revascularización renal en 6 oportunidades, en 3 a ambos riñones y 1 plastía del origen de la arteria mesentérica inferior. En un caso se realiza simultáneamente un puente aorto-bi-carotídeo. No hubo morbilidad significativa ni mortalidad operatoria.
Durante el seguimiento promedio de 46 meses(1-124), fallece 1 paciente 10 meses después de su puente axilo-bi-femoral a consecuencia de un infarto del miocardio. 1 paciente se ha perdido del seguimiento a los 34 meses de su intervención. Los 11 pacientes restantes permanecen asintomáticos.
Como lo demuestran nuestros resultados, creemos que a pesar del extenso compromiso vascular de las lesiones descritas, se justifica una conducta quirúrgica agresiva en esta población joven con hipertensión arterial de causa potencialmente corregible.