Hay millones de opciones en los Marketplace que permiten al usuario tener una app para casi cualquier aspecto de su vida: incluyendo la salud.
Fecha: 4 de marzo 2019
Desde la creación de las aplicaciones móviles, los celulares se han llenado con alternativas de programas especializados para distintas áreas de la vida. La salud empezó a formar parte de los teléfonos móviles con formatos más unidereccionales; hoy en día, la interacción es la norma, lo que ha ampliado el espectro de posibilidades: ¿quieres saber si padeces de alguna clase de arritmia, estás viviendo un ataque de ansiedad o necesitas acompañamiento diario por estrés postraumático? Hay una aplicación para eso.
Además, la creación de dispositivos conectados, como los relojes inteligentes, que permiten registrar la actividad física, la frecuencia cardiaca, presión arterial, monitorear el sueño y otras variables, dan espacio para que las aplicaciones tomen más atribuciones, llegando incluso a diagnosticar algún problema o alertar de alguna alteración.
¿Cuándo confiar?
Agencias como la FDA han decidido establecer nuevas certificaciones que permiten, por los momentos, tener un grado de seguridad sobre la claridad de lo que ofrecen, explica el Dr. Daniel Capurro, académico de Medicina Interna UC y doctor en Informática Biomédica. También existen instituciones como el Servicio Nacional de Salud (NHS) en Reino Unido que mantienen una librería de opciones recomendadas: https://apps.beta.nhs.uk/
Sin embargo, todavía queda la libertad en los Marketplace para subir aplicaciones y del usuario para escoger, por lo que el experto recomienda conversar con algún médico antes de seguir consejos que podrían impactar directamente en su salud o que afecten la toma de medicamentos, por ejemplo. Pronto veremos aparecer certificaciones de agencias respetables respecto a la efectividad de las aplicaciones móviles destinadas a la salud.
Para todos
Aunque existan médicos que no han incorporado el uso de estas tecnologías, al igual que los pacientes, es cierto también que muchos han comenzado adoptarlas como herramientas para incentivar la actividad física, por ejemplo, o como indicadores para que sus pacientes manejen más información sobre su estado de salud: el número de pasos diarios o la cantidad de horas de sueño. Lo que se busca es que los pacientes estén más empoderados con el control y seguimiento de sus condiciones de salud.
Ahora bien, no todas las aplicaciones son iguales. “Una aplicación que se dedica a entregar acciones clínicas concretas necesita primero demostrar su efectividad para poder ser adoptada y recomendada por toda la comunidad médica, a diferencias de otras en las que simplemente se lleva un registro o entrega consejos generales, donde los requisitos son menores. Por ejemplo, yo le recomiendo ciertas aplicaciones con rutinas de ejercicios a mis pacientes, sobre todo cuando dicen que tienen poco tiempo para hacer actividad física”, recalca el Dr. Capurro.
En Chile
Junto a otras universidades, la Facultad de Medicina UC participa en el Centro Nacional de Información en Salud—del cual el Dr. Capurro es Co-director—que busca, en conjunto con el Ministerio de Salud, establecer el nivel de madurez de ciertas aplicaciones clínicas para saber cuándo están listas para ser piloteadas en el mundo real, por lo que pronto veremos sellos de aprobación para aplicaciones chilenas.