El estudio “Effects of the Great Recession on suicide mortality in Chile and contributing factors”, en el que participaron los investigadores Fernando Baeza y Francisca González además de la académica Dra. Alejandra Vives, indica que entre 2008 y 2009 las tasas de suicidio en Chile fueron superiores a las observadas antes y después, aumentando más que en otros países de América Latina.
Fecha: 14 de junio 2022
Considerando las tendencias en las tasas de suicidio en Chile desde el año 2000, el estudio determinó que entre marzo de 2008 y julio de 2009 se produjeron 301 suicidios en exceso que serían atribuibles a la crisis financiera global y sus efectos en la economía nacional. La mayor parte de este aumento se concentró en los primeros meses de la crisis, y especialmente en hombres de hasta 65 años, pero también se constató un efecto en hombres y mujeres de otros grupos de edad.
Los resultados de este análisis son especialmente relevantes por tratarse el caso chileno de una “sociedad neoliberal madura”. El empeoramiento en el nivel de desempleo y en la percepción de endeudamiento que se gatilló durante la crisis explicarían parte del alza observada, lo que es consistente con la realidad chilena de un sistema precario de seguridad social, bajos salarios y altos niveles de endeudamiento, contexto que intensificaría los efectos de la crisis en la vida de las personas y su salud mental.
“Los resultados sugieren que la crisis tuvo un impacto en la mortalidad por suicidio que puede explicarse por la mayor exposición de ciertos grupos de sexo y edad a distintos tipos de vulnerabilidades económicas, financieras y de empleo” señala Fernando Baeza, también estudiante del Doctorado en Geografía de la Universidad. Los altos niveles de desempleo y endeudamiento de los jóvenes o la mayor pobreza que coincide con el aumento de las enfermedades crónicas en los adultos mayores tras el fin de su período laboral serían ejemplos de lo anterior.
“Estos resultados nos están indicando que la población chilena es altamente vulnerable a los vaivenes económicos” agrega la doctora Vives, y que “medidas que den mayor seguridad, como el fortalecimiento del seguro de desempleo, o limiten la dependencia de la deuda, como la mejora de los salarios, además del reforzamiento de la prevención del suicidio en periodos de crisis económica deberían ser una prioridad”, complementa la docente de la Facultad de Medicina e investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS).
El estudio, que también contó con la colaboración del profesor Tarik Benmarhnia de la Universidad de California en San Diego, abre diversas interrogantes que podrían ser abordadas en el futuro. En particular destaca la necesidad de comprender mejor los mecanismos que vinculan la crisis económica con el suicidio, ya que el aumento temprano de las tasas de suicidio -incluso a fines de 2007, con las primeras señales de deterioro de la economía- sugiere que es necesario considerar otros indicadores alternativos a los más tradicionales utilizados para monitorear la recesión económica. “Comprender mejor los mecanismos que vinculan crisis y suicidio, tanto en términos de las variables más relevantes como de los grupos de mayor riesgo, permitiría diseñar mejores políticas de protección”, finaliza Fernando Baeza.