Claves para cuidar tu corazón frente a las altas temperaturas

Claves para cuidar tu corazón frente a las altas temperaturas

Fecha: 17 de febrero 2016

¿Sabías que el calor asociado al verano puede afectar de forma peligrosa tu salud cardiovascular? Conoce cómo disfrutar de esta época estival con seguridad a continuación.   

En Chile cada 1 hora muere una persona producto de un infarto al corazón. Convirtiendo así a las enfermedades cardiovasculares en una de las que produce más muertes en el país. Entendiendo esto, ¿se deben extremar los cuidados al corazón en verano? ¿Por qué? Conversamos con la Dra. Cecilia Muñoz, académica de la División de Enfermedades Cardiovasculares de la Facultad de Medicina UC.

-¿La época estival es un período del año que requiere de más cuidado para los enfermos al corazón? ¿Por qué?
Las altas temperaturas del verano y los cambios en los hábitos de vida de los pacientes con enfermedades crónicas, especialmente las cardiovasculares, los exponen a descompensaciones peligrosas. En algunos países donde se registran olas de calor con temperaturas mayores a 40°C las muertes asociadas al calor aumentan cada año. En Chile, la probabilidad de alcanzar esas temperaturas aumenta cada vez más, es por esto que se insiste en tomar medidas preventivas adecuadas para evitar tragedias.
El calor produce deshidratación. Esta puede alcanzar diversos grados que pueden ser tolerados por el organismo gracias a sus mecanismos compensatorios. Sin embargo, los ancianos y los niños toleran menos los efectos de la deshidratación. Por esto, los cuidados en este grupo de paciente deben ser mayores para evitar la deshidratación durante las épocas de calor.
Además, el calor afecta la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el colesterol y la viscosidad aumentando el riesgo de eventos cardiovasculares. Si nos exponemos al calor, éste puede afectar el sistema cardiovascular, sobrecargándolo de trabajo, lo que puede desencadenar síntomas como: dolor de cabeza, piel fría y húmeda, mareos, debilidad, náuseas, vómitos y orinas oscuras.
Si el paciente comienza con estos síntomas se recomienda buscar un lugar fresco, dejar de realizar ejercicio e incluso aplicar paños húmedos y fríos en cuello, axilas o zonas inguinales.

-¿En verano qué tipo de cambios de costumbres pueden constituir una amenaza en general para la salud, específicamente para el corazón?
Durante todo el verano nos vemos expuestos a estímulos ambientales, ya sea en alimentación, ejercicio, largas  jornadas laborales, etc., los que no son perjudiciales para los individuos sin enfermedad cardiovascular. Sin embrago, para los que si las tienen pueden constituir una causal de descompensación. En mi experiencia, al controlar a pacientes con enfermedad cardiaca, las consecuencias más recurrentes del verano son el aumento de peso, el sedentarismo, la pérdida de las rutinas de ejercicio y alimentación, y la toma de medicamentos.
Paradojalmente, los pacientes que se encuentran en edad activa y que tienen una sobrecarga de trabajo importante durante el año, piensan que durante el verano mejorarán sus hábitos y toman la decisión de hacer ejercicio, ya sea en máquinas o en gimnasios sin una adecuada evaluación médica. En ese momento desarrollan molestias que no se logran explicar y desisten de la actividad, lo que sumado a mayor alimentación, sedentarismo y falta de sueño, afecta su metabolismo y aumenta el riesgo cardiovascular. Los cambios más importantes son la actividad física, a veces aumentada Todos nos vemos motivados por los medios de comunicación o por las personas que nos rodean a aumentar la actividad física durante el verano. Sin embargo, en algunos pacientes con enfermedad cardiaca, el aumento de actividad física puede ser perjudicial, sobre todo si es excesiva y ocasional. Lo mejor es acudir a control médico para chequear sus enfermedades, ajustar los medicamentos y preguntar por rutinas de ejercicio.

-Sufrir el llamado síndrome de clase turista, un déficit de hidratación o cambios en la alimentación durante el verano, ¿pueden afectar al corazón? ¿Por qué?
El síndrome de la clase turista se refiere a pasar muchas horas sentado en una misma posición, generalmente durante viajes en avión en un espacio limitado. En esas condiciones la circulación venosa de las extremidades inferiores se enlentece y, si a esto se suma a baja ingesta de líquidos, aumenta la probabilidad de sufrir trombosis venosa o “formación de coágulos en las venas”. Cuando la persona reinicia la caminata, estos coágulos viajan desde las venas de las piernas, llegan al corazón por las cavidades derechas y luego a la circulación pulmonar. Esta grave complicación llamada tromboembolismo pulmonar puede ocasionar la muerte de la persona. Es por esto que las recomendaciones principales durante estos viajes son la movilización frecuente, el uso de calcetines elásticos y una buena hidratación. Incluso, en pacientes que presentan afecciones que aumenten el riesgo de hacer trombosis venosas pudiera ser necesario agregar medicamentos como prevención de la trombosis, siempre indicada por el médico tratante.

-En el caso de la alimentación, por ejemplo, ¿la dieta mediterránea, que está muy en boga en Chile actualmente, puede marcar una diferencia? ¿Por qué?
La dieta mediterránea se refiere a una alimentación con abundantes productos vegetales, baja en grasas saturadas y proteínas animales. Las verduras, legumbres, frutas, tubérculos, cereales y frutos secos son la base de este tipo de dieta, los que aportan fibra, vitaminas y antioxidantes. El pescado, aves, huevos y lácteos deben ser consumidos en forma moderada  y las carnes rojas en muy baja cantidad. Idealmente, los alimentos deben ser frescos y mínimamente procesados.
A diario deben ingerirse productos vegetales al igual que lácteos. Dos a cuatro veces a la semana pescados y aves. Huevos hasta cuatro a la semana. Carnes rojas una vez a la semana. Una o dos copas de vino al día. Las especias y condimentos no deben limitarse a diferencia de los azúcares que deben consumirse en baja cantidad.
El uso diario de aceite de oliva también juega un papel importante en la dieta mediterránea.
Los beneficios para la salud de este tipo de alimentación son la prevención de la obesidad, la disminución de la presión arterial sistólica, el colesterol total y los triglicéridos y, el aumento del colesterol HDL, llamado el bueno.  Controlando estos factores de riesgo con una buena dieta mediterránea asociada a ejercicio, la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular disminuirá significativamente. Aún más, en los pacientes que presentan alguna afección cardiovascular.

-Durante los días de calor, ¿cuáles son las mayores recomendaciones para evitar problemas al corazón?
Dentro de las medidas que recomendamos tomar a los pacientes con enfermedades cardiovasculares, la más importante es acudir a un centro médico si presenta síntomas nuevos o muy molestos.
Si está decidido a iniciar una actividad física mayor a lo habitual, consultar a su médico. Él es, quien conociendo el nivel de compromiso funcional que la enfermedad cardiovascular le ha provocado a su paciente y, principalmente los medicamentos de uso crónico, le ayudará a tomar la mejor decisión para cambiar su rutina diaria. Algunos medicamentos de uso frecuente en las enfermedades cardiovasculares pueden exagerar la respuesta del cuerpo al calor y provocar la aparición de síntomas, como por ejemplo diuréticos o vasodilatadores. Es aconsejable ajustar los horarios de los medicamentos para disminuir estos síntomas pero no suspender los medicamentos, como es habitual que al salir de paseo se evite tomar los diuréticos indicados. De la misma forma, es necesario mantener una muy buena hidratación, incluso si uno no cree que lo necesite por no presentar sed. No ingerir bebidas gaseosas sino agua en la forma más pura que se pueda.

Otras medidas sencillas que se pueden tomar son:

–    realizar las caminatas en las horas extremas del día (antes de las 10 AM o después de las 20 hrs.). Ir acompañado. Es más seguro y más divertido.
–    usar ropa ligera adecuada a los cambios de temperatura y a la sudoración. Usar colores claros y ropa de algodón.
–    usar gafas de sol y ojalá un sombrero.
–    llevar una botella de agua
–    utilizar un bloqueador solar que debe aplicarse frecuentemente (cada 2 horas)
–    evitar las bebidas con cafeína y el exceso de alcohol (incluida la cerveza)
–    tomar descansos regulares.