Servir con sentido de Santiago a Yamena

La Universidad Católica y la Universidad de Chile están embarcadas en un proyecto que busca formar profesionales de salud en el Chad y brindar ayuda humanitaria en áreas necesarias.

Fecha: 31 de agosto 2018

El cansancio producto de la malaria hace que el trabajo de Rodrigo López, anestesiólogo y académico de la Universidad Católica, sea aún más complicado. El calor de Chad se hacía más difícil de soportar por la fiebre; sin embargo, necesitaba estar en la sala de operación donde lo esperaban para realizar las cirugías programadas.

Era la tercera visita de López al Chad, pero era la primera vez que sufría de malaria y se veía forzado a pausar su trabajo en el quirófano. Uno de los enfermeros locales sugiere tímidamente que le permita hacer los pasos para anestesiar a un paciente y no perder la visita de los demás especialistas extranjeros. Así, observando las capacidades y las ganas de superar los obstáculos del personal nació la idea un proyecto de cooperación que se ha extendido a profesionales de la Universidad Católica, la Universidad de Chile y el Complejo Hospitalario-Universitario “El Buen Samaritano” (CHU-BS).

La necesidad más apremiante

El Chad es un país ubicado en el centro de África con una superficie que casi duplica a la de Chile y una población de 14 millones de habitantes. Pese a registrar progreso en sus índices sociales y económicos, la última medición del Índice de Desarrollo Humano ubica al Chad en el puesto 186 de 188, con una expectativa de vida que no supera los 52 años y batallando altas tasas de muertes por VIH, malaria y enfermedades diarreicas.

Esta necesidad se hizo patente para sacerdotes jesuitas que observaron el difícil acceso a la salud de la población. “Servimos a Dios atendiendo a los hombres en la necesidad más urgente en el momento y lugar donde estemos. En el Chad creímos que Dios nos llamaba a hacer algo en el campo de la salud”, comenta Rodrigue Takoudjou, jesuita y director de la Escuela de Salud del CHU-BS.

De esta forma, nace el Complejo Hospitalario El Buen Samaritano hace más de 40 años: un lugar que atiende más de 10 mil pacientes en Yamena (capital del Chad) y cuenta con alrededor de 160 camas. Uno de sus problemas es la falta de especialistas por lo que el apoyo de médicos en cooperación internacional es esencial para ellos; sin embargo, su visión es contar con manos locales que tengan los conocimientos necesarios.

Sembrando independencia

La relación entre académicos UC y el personal del CHU-BS se extiende desde 2009, tras visitas como voluntarios, en solitario o conjunto, que fueron captando el interés de más profesionales que se unieron a la iniciativa y progresivamente contribuyeron a estrechar lazos institucionales.

De esta forma, en enero de 2017 comenzó el primer Diplomado en Anestesiología Básica para Enfermeros del Chad, del que egresaron siete estudiantes chadianos. La idea de un diplomado e-learning fue descartada para evitar limitaciones técnicas, por lo que se desarrolló un programa especial con la visita cuatro veces al año de un equipo de profesionales que impartieron los cursos adaptados a la realidad local.

Para alcanzar este cometido, la División en Anestesiología de la Escuela de Medicina UC acudió a la Universidad de Chile y al Hospital de Osorno, donde algunos de sus integrantes habían mostrado interés en el proyecto de López.

“Logramos entregar ciertas herramientas y finalmente concretar el primer objetivo: que sean más independientes y que no necesiten en el mediano plazo la visita de anestesiólogos de otros países para funcionar”, señala Rodrigo Gutiérrez, residente de anestesiología de la Universidad de Chile. 

Amar y servir

Sin embargo, la necesidad de especialistas es apremiante en un país donde no existen más de mil médicos, explica el Dr. López, por lo que es imposible olvidar que también precisan de cooperación para el desarrollo en numerosas áreas. Requieren no solo anestesiólogos, también cirujanos, ginecólogos, traumatólogos, kinesiólogos, urólogos, pediatras y más.  

Para Federica Ramírez, kinesióloga de la Red de Salud UC CHRISTUS, la impresión de sentirse una celebridad al llegar a Chad en 2017 fue extraña: su visita se anunció en medios de comunicación, afiches y en sermones dominicales. “Sabían qué hacíamos y necesitaban de nuestra profesión pero no podían obtener estos servicios porque hay poquísimos kinesiólogos en todo el país”, agrega.

Ante esto se enfrentaron a largas filas de pacientes que esperaban verlas. Ramírez recuerda especialmente a Dori, una niña que estaba paralizada desde pequeña por una malaria derivada en encefalitis y que no había recibido terapia física, por lo que era considerada una persona con discapacidad severa. Para Ramírez fue necesario también comprender la cultura en la que estaban sirviendo, con entendimiento y humildad.

En algo coinciden López, Ramírez y Gutiérrez: atender en el Chad también significa practicar su profesión en condiciones que no son las cotidianas y utilizando todos los recursos disponibles. Para lograrlo, no solo necesitan motivación. Los requerimientos para formar parte de este grupo incluyen conocimientos en francés, clases de preparación sobre el contexto que visitarán, apoyo emocional antes y después de la visita.  

Formación en Chile

El próximo paso para este proyecto es la formalización de la relación entre las instituciones para poder establecer actividades más ambiciosas, como la creación de un programa de dos años de estudios en Chile para enfermeros chadianos, que tendrán el compromiso de regresar a su país a engrosar la lista de profesionales altamente calificados. Además, persiguen la idea de poder incluir a dos médicos locales en programas de especialidades de la Universidad Católica o la Universidad de Chile.

“La idea es seguir cooperando, pero no por necesidad sino por el beneficio de ambas instituciones. Nosotros ganamos mucho allá, obtenemos herramientas actitudinales como trabajo en equipo, conocer cómo establecer prioridades. En Chad, podemos mostrarle a nuestra gente que hay un mundo afuera, donde la asistencia en salud tiene otra escala de necesidad”, finaliza López.

 

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