Artículos
Dr. Attilio Rigotti:
Con la evidencia creciente del beneficio clínico del tratamiento hipocolesterolémico intensivo junto con la elevada prevalencia de dislipidemias mixtas asociadas al síndrome metabólico, surge la necesidad de nuevas estrategias hipolipemiantes para alcanzar más eficazmente los objetivos terapéuticos que permitan controlar el significativo riesgo cardiovascular aterosclerótico de nuestra población.
Desde el punto de vista del control del colesterol LDL, las nuevas recomendaciones internacionales han establecido metas cada vez más estrictas, definiendo una categoría de pacientes de muy alto riesgo cardiovascular que requieren lograr niveles de colesterol LDL < 70 mg/dl
(1). Inicialmente, el estudio Heart Protection Study (HPS) demostró que la terapia con simvastatina generaba un efecto favorable adicional aun cuando se usara en un subgrupo de pacientes con LDL-C basal <100 mg/dl o de diabéticos con LDL-C < 116 mg/dl, sugiriendo que no existía un límite inferior de niveles de colesterol LDL que abolía el beneficio del uso de estatinas
(2). La evidencia más categórica que apoya esta estrategia ntensiva han sido los resultados finales del estudio Treating to New Targets (TNT)
(3), el cual demostró que el logro de niveles de colesterol LDL de 77 mg/dl con el uso de atorvastatina en dosis alta otorgó un beneficio protector cardiovascular adicional más allá de la obtención de valores de colesterol de aproximadamente 100 mg/dl con dosis baja (10 mg/día) en pacientes con enfermedad coronaria estable.