Medicina Familiar

Uso de opioides en Atención Primaria

Autor: Dra. Francisca Mena C.: Residente Medicina Familiar UC

Editor: Dra. Isabel Mora M.: Docente Departamento Medicina Familiar UC

En Chile un 90% de los pacientes con cáncer tienen dolor. La base del tratamiento son los opioides. A pesar de su efectividad, un 40% de los pacientes no presentan un tratamiento adecuado de su dolor.  En esta revisión analizaremos las principales características de los opioides y su uso para manejo del dolor oncológico.

9 de Abril 2019

Introducción:

El dolor crónico tiene una prevalencia mundial de 20 a 40%(1). En Chile, la prevalencia estimada de dolor crónico no oncológico es de un 32.1%(2), y la prevalencia de dolor en pacientes del Programa de Cuidados Paliativos del Ministerio de Salud, de un 90%(3).  

El manejo del dolor en pacientes con cáncer presenta una distribución no equitativa de los fármacos (principalmente opioides) entre los países de mayor y menor ingreso económico, así como también falta de acceso a ellos dentro de un mismo país, lo que constituye una inequidad en salud(4). Por otro lado, un 40% de los pacientes con dolor oncológico, presentan un tratamiento inadecuado de éste(5).  

El dolor se define como una “experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada a un daño tisular actual o potencial, o descrita en términos de dicho daño”(6). Se puede clasificar según su origen en oncológico y no oncológico y según su evolución en agudo o crónico, siendo el dolor crónico aquel que persiste más allá del tiempo normal de curación del tejido o arbitrariamente aquel mayor a 12 semanas(7). En cuanto a su mecanismo, se puede clasificar en dolor neuropático o nociceptivo, que a su vez se clasifica en visceral y somático(8). El dolor nociceptivo visceral es vago, difícil de localizar y puede ser referido(9). El dolor nociceptivo somático es específico del sitio donde se produce(9). El dolor puede tener a su vez componentes neuropáticos y nociceptivos a la vez.

El año 1986, la OMS elaboró la escalera analgésica para el tratamiento del dolor oncológico, la cual determina el tratamiento farmacológico a utilizar según la evaluación de la intensidad dolor con la Escala Visual Análoga (EVA)(10):

  • 1° Escalón: Dolor Leve (EVA1-3) à Paracetamol o Antiinflamatorios no esteroidales
  • 2° Escalón: Dolor Moderado (EVA 4-6) à Opioides débiles asociado o no a fármacos no opioides
  • 3° Escalón: Dolor Severo (EVA 7-10) à Opioides fuertes asociados o no a fármacos no opioides

El uso de fármacos coadyuvantes es transversal a los 3 escalones. La nueva propuesta a la escalera analgésica incorpora un 4° escalón, donde se incluyen las técnicas invasivas intervencionistas(11).

Los opioides son la base del tratamiento del dolor moderado y severo, por lo que, en esta revisión, nos centraremos en sus características y uso para el tratamiento del dolor oncológico.

Los opioides actúan a nivel de tres tipos de receptores, los mu, delta y kappa, ubicados tanto en el sistema nervioso central como en la periferia. Actúan bloqueando la transmisión del estímulo nervioso. Cada opioide actúa de forma diferente dependiendo de su capacidad de estimulación o bloqueo de los distintos receptores. Esto multiplica los posibles efectos de los opioides y enriquecen sus aptitudes terapéuticas(12). La absorción puede ser por vía enteral, parenteral, percutánea o transmucosa. La mayoría se metaboliza a nivel hepática, y se excreta a nivel renal (menos la metadona que tiene una excreción principalmente por vía fecal).

Los principales efectos adversos de los opioides corresponden a náuseas, vómitos, constipación, somnolencia y boca seca, con una incidencia variable según el estudio analizado(13). Dentro de los otros efectos adversos encontramos el trastorno por consumo de Opioides (con una prevalencia del 0 al 7.7%)(14), la depresión respiratoria (0.5%)(15), neurotoxicidad, mioclonías, efectos neuroendocrinos, alteración del sueño, prurito, retención urinaria e hiperalgesia inducida por opioides. De todas las Hospitalizaciones de pacientes con cáncer, sólo un 0.06% fueron relacionadas al uso de opioides(16).

Los opioides se pueden clasificar en:

  • Débiles: Tramadol y Codeína.
  • Fuertes: Morfina, Buprenorfina, Fentanilo, Metadona, Oxicodona

En la Tabla 1 se presenta una tabla resumen con los principales opioides débiles y fuertes utilizados en chile y sus características.

La evidencia en relación a la efectividad de los opioides es en general de baja calidad. Es por esto, que la OMS estableció recomendaciones para el tratamiento farmacológico del dolor oncológico(8):

  1. AINES, paracetamol y opioides podrían ser usados en etapa inicial de manejo del dolor, solos o combinados, dependiendo de la evaluación del dolor (Recomendación fuerte, baja calidad de la evidencia).
  2. Cualquier opioide podría ser considerado para la mantención de alivio del dolor, dependiendo de la evaluación del dolor (Recomendación fuerte, baja calidad de la evidencia).
  3. La morfina oral de liberación inmediata/prolongada a dosis regulares, probablemente debe ser utilizada para mantener un alivio del dolor efectivo y seguro. La morfina de liberación inmediata probablemente debe ser utilizada como fármaco de rescate (Recomendación fuerte, moderada calidad de la evidencia).
  4. El dolor irruptivo podría ser tratado con un fármaco de rescate (morfina de liberación inmediata). Dosis de rescate: 50-100% de la dosis que se administra regular cada 4 hrs. (declaración de buenas prácticas).

 Conclusiones:

Los opioides constituyen el pilar fundamental del tratamiento del dolor moderado y severo. Presentan varios efectos adversos, siendo los más frecuentes las náuseas, vómitos y constipación. Los efectos adversos severos como depresión respiratoria y trastorno por uso de opioides son poco frecuentes. Cómo médicos debemos estar familiarizados con su uso, indicaciones, y complicaciones, sin olvidar que el tratamiento debe ser individualizado para cada paciente, posterior a una adecuada evaluación del dolor y su contexto.

Tabla 1: Principales Características de los Opioides disponibles en Chile y forma de uso(8,17,18)

Bibliografía:

  1. Asociación Chilena para el estudio del Dolor y Cuidados Paliativos. Recomendaciones nacionales para el diagnóstico, la prevención y el tratamiento del dolor crónico no oncológico en pacientes adultos. Consenso Chileno de Expertos.
  2. Bilbeny N, Miranda JP, Eberhard ME, Ahumada M, Méndez L, Orellana ME, et al. Survey of chronic pain in Chile – prevalence and treatment, impact on mood, daily activities and quality of life. Scand J Pain. 26 de julio de 2018;18(3):449-56.
  3. Ministerio de Salud, Chile. Guía Clínica Alivio del dolor por Cáncer avanzado y Cuidados Paliativos. 2011.
  4. Knaul FM, Farmer PE, Krakauer EL, De Lima L, Bhadelia A, Jiang Kwete X, et al. Alleviating the access abyss in palliative care and pain relief-an imperative of universal health coverage: the Lancet Commission report. Lancet Lond Engl. 07 de 2018;391(10128):1391-454.
  5. Cancer pain management: general principles and risk management for patients receiving opioids [Internet]. Up to Date; 2019. Disponible en: https://www.uptodate.com/contents/cancer-pain-management-general-principles-and-risk-management-for-patients-receiving-opioids?search=cancer%20pain%20management&source=search_result&selectedTitle=3~150&usage_type=default&display_rank=3
  6. International Association for the Study of Pain. IASP Terminology. En [citado 26 de febrero de 2019]. Disponible en: https://www.iasp-pain.org/Education/Content.aspx?ItemNumber=1698#Pain
  7. Mills S, Torrance N, Smith BH. Identification and Management of Chronic Pain in Primary Care: a Review. Curr Psychiatry Rep. febrero de 2016;18(2):22.
  8. Geneva: World Health Organization. WHO guidelines for the pharmacological and radiotherapeutic management of cancer pain in adults and adolescents. 2018. (Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO.).
  9. Hui D, Bruera E. A Personalized Approach to Assessing and Managing Pain in Patients With Cancer. J Clin Oncol. junio de 2014;32(16):1640-6.
  10. Groninger H, Vijayan J. Pharmacologic management of pain at the end of life. Am Fam Physician. 1 de julio de 2014;90(1):26-32.
  11. Vargas-Schaffer G. Is the WHO analgesic ladder still valid? Twenty-four years of experience. Canadian family physician/Médecin de famille canadien. 2010;56:514-7.
  12. Lorenzo-Velázquez B, Lorenzo Fernández P. Farmacología básica y clínica. Madrid [etc.: Panamericana; 2018.
  13. Oosten AW, Oldenmenger WH, Mathijssen RHJ, van der Rijt CCD. A Systematic Review of Prospective Studies Reporting Adverse Events of Commonly Used Opioids for Cancer-Related Pain: A Call for the Use of Standardized Outcome Measures. J Pain Off J Am Pain Soc. octubre de 2015;16(10):935-46.
  14. Højsted J, Sjøgren P. Addiction to opioids in chronic pain patients: a literature review. Eur J Pain Lond Engl. julio de 2007;11(5):490-518.
  15. Dahan A, Aarts L, Smith TW. Incidence, Reversal, and Prevention of Opioid-induced Respiratory Depression. Anesthesiology. enero de 2010;112(1):226-38.
  16. Chua IS, Leiter RE, Brizzi KT, Coey CA, Mazzola E, Tulsky JA, et al. US National Trends in Opioid-Related Hospitalizations Among Patients With Cancer. JAMA Oncol. 28 de marzo de 2019;
  17. Fallon M, Giusti R, Aielli F, Hoskin P, Rolke R, Sharma M, et al. Management of cancer pain in adult patients: ESMO Clinical Practice Guidelines. Ann Oncol Off J Eur Soc Med Oncol. 1 de octubre de 2018;29(Supplement_4):iv166-91.
  18. P. Bonilla, L. De Lima, P. Díaz, M. X. León, M. González. Uso de Opioides en tratamiento del DOLOR Manual para Latinoamérica. 2011.