Medicina Familiar
La obesidad infantil se define como un aumento del peso corporal más allá de los valores aceptables para la edad y la estatura, a expensas de un aumento de la masa grasa. En este artículo revisaremos la evidencia existente sobre intervenciones para manejarla en atención primaria.
Octubre 2020
INTRODUCCIÓN
La obesidad infantil se define como un aumento del peso corporal > 2 DS para la edad y la talla, a expensas de un aumento de la masa grasa, lo cual conlleva grandes efectos para la salud (1). Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dan cuenta que Chile ocupa el primer lugar en América latina en prevalencia de obesidad infantil y el sexto lugar a nivel mundial (2).
La prevalencia de obesidad en los niños de primer año básico casi se triplicó entre 1988 y 2016, y ya a partir de 2013 la proporción de niños con malnutrición por exceso superó a la de los eutróficos. Las prevalencias más recientes reportadas en población escolar chilena, según el informe 2018 de la Junta nacional de auxilio escolar y becas (JUNAEB) son (3):
La adolescencia es una etapa de especial riesgo frente a la malnutrición por exceso. La probabilidad que un niño obeso se convierta en un adulto obeso aumenta del 20% a los 4 años a un 80% en la adolescencia. (4)
ETIOPATOGENIA
La etiopatogenia de la obesidad es multifactorial. En la tabla 1 se muestran los distintos factores de riesgo para desarrollar obesidad (4)
Tabla 1: Factores de riesgo para el desarrollo de obesidad en niños y adolescentes (4)
Factores genéticos |
Fuerte asociación entre el IMC de los padres y de los hijos a partir de los 3 años de vida. |
Factores prenatales |
Tabaquismo durante embarazo y sobrepeso en la infancia, explicado por: – la pérdida de apetito materno por efectos de la nicotina. – vasoconstricción y compromiso de la circulación útero-placentaria. – exposición a mayores niveles de CO2. De esta forma disminuye el aporte de O2 al feto, se produce una afectación de su crecimiento y desarrollo, con impronta metabólica y efectos sobre su salud a corto, medio y largo plazo. |
Macrosomía y bajo peso de nacimiento |
Se ha observado una asociación positiva entre: – macrosomia y obesidad en la infancia y edad adulta – bajo peso al nacimiento y el síndrome metabólico. Los recién nacidos pequeños para la edad gestacional, que ganan rápidamente peso durante los primeros meses de vida, son los que presentan más riesgo de desarrollar obesidad en la adolescencia tardía. |
Trastornos del sueño |
Varios estudios han encontrado relación entre la menor duración del sueño y la obesidad infantil. Por otro lado, el 47% de los niños obesos tienen problemas respiratorios del sueño moderados-intensos |
Bajo nivel socioeconómico |
La obesidad es más frecuente en población con bajo nivel socioeconómico y educacional. |
Estilos de vida |
– Alimentación rica en grasas saturadas. – Pobre consumo de frutas y verduras – Sedentarismo – Uso de pantallas en niños (>2 horas al día a cualquier edad). |
Rebote adiposo precoz antes de los 5 años |
En las curvas del IMC se ha identificado un crecimiento en el primer año de vida que decrece posteriormente llegando a valores mínimos entre los 5-6 años, momento en que se produce un nuevo aumento hasta la edad adulta. Esto se ha llamado “rebote adiposo” y cuando se produce antes de los 5 años, conduce a una elevación rápida del IMC y se asocia con mayor riesgo de obesidad en la edad adulta. |
Fuente: Elaboración propia a partir de referencias citadas
INTERVENCIONES
Existen intervenciones farmacológicas y no farmacológicas para el manejo de la obesidad infantil.
Una revisión sistemática de la Cochrane analizó 20 ensayos clínicos randomizados. El objetivo fue evaluar la efectividad de la dieta, actividad física y cambios conductuales en padres de niños entre 5 y 11 años, como tratamiento para el sobrepeso y obesidad. El estudio incluyó 3 comparadores:
El estudio mostró que no existía diferencia significativa entre intervenciones realizadas sólo en padres versus en intervenciones que incluían a padres e hijos (DM -0.05 ([-0.13 – 0.04]; 95% IC) (6). Se debe considerar que la calidad de los estudios es baja, ya que tiene alto riesgo de sesgos, sobre todo por abandono y muestra pequeña de pacientes.
Fármacos como Metformina, Sibutramina y Orlistat, entre otros, han sido evaluados en el manejo de la obesidad infantil. Algunas de estas drogas no están autorizadas para el tratamiento de obesidad en niños y adolescentes (sibutramina y orlistat en menores de 12 años), o han sido retiradas del mercado (sibutramina).
Una revisión sistemática de Cochrane, que incluyó 21 estudios randomizados controlados, comparó el efecto de diferentes fármacos (como tratamiento único) y fármacos + dieta y ejercicio, versus placebo (como tratamiento único) placebo + dieta y ejercicio, y solo dieta y ejercicio (7). El estudio incluyó 2484 niños y adolescentes obesos entre 10 y 16 años y su objetivo fue evaluar el cambio de IMC (z score) luego de una intervención de 12-48 semanas de duracion, con un seguimiento de 6 a 24 meses. El estudio da cuenta que los fármacos podrian tener un pequeño efecto en reducir el IMC y peso en adolescentes y niños obesos.
Es importante mencionar que los estudios son en general de baja calidad metodológica, con poco o ningun seguimiento post intervención y con un 25% de abandono, de modo que es necesario mantener la cautela frente a estos resultados.
CONCLUSIONES
La obesidad infantil es una patología con prevalencia ascendente. Debemos realizar un diagnóstico oportuno e intervenir desde el sobrepeso para evitar su progresión y disminuir el riesgo de desarrollo de patologia crónica cardiovascular en la edad adulta.
La evidencia actual sugiere enfocar la intervención a todo el ambiente familiar. La Entrevista motivacional es una alternativa que ha demostrado ser útil en manejo de esta patología.
REFERENCIAS