Medicina Familiar

CONSUMO DE MARIHUANA EN ADOLESCENTES, ¿CÓMO SE PESQUISA?

CONSUMO DE MARIHUANA EN ADOLESCENTES, ¿CÓMO SE PESQUISA?

CONSUMO DE MARIHUANA EN ADOLESCENTES, ¿CÓMO SE PESQUISA?
Autor: Dra. Daniela Siegmund S. Residente Medicina Familiar PUC.Editor: Dra. Pamela Rojas G. Médico Familiar PUC.
INTRODUCCIÓN
Tal como se comentó en el artículo anterior, la prevalencia del consumo de drogas en la población escolar chilena ha ido en aumento y la percepción de riesgo de su consumo continúa siendo bastante baja 1, 2  La población adolescente tiene características que los hace más vulnerables al consumo de sustancias que los adultos, situación que se complejiza en contextos de mayor disponibilidad de drogas, de mayor aprobación social, y de asociación drogas=diversión 3, 4, 5, 6
La evidencia disponible, por su parte, muestra que el consumo de marihuana durante la adolescencia se asocia a resultados adversos en salud, de manera dosis dependiente y con mayor impacto en situaciones de consumo precoz.
Con estos elementos surge la necesidad de revisar cómo podemos pesquisar el consumo de canabis en población adolescente.
¿SE PUEDE TAMIZAR PARA CONSUMO DE SUSTANCIAS EN ADOLESCENTES?
El tamizaje de consumo de sustancias cumple con tres tareas durante la atención de salud de un adolescente; (1) identifica una situación que de otra forma no se detectaría, (2) ayuda al adolescente a identificar las consecuencias del consumo, (3) y permite en caso necesario derivar al adolescente a una evaluación integral y tratamiento.9
En Chile se encuentra validado el instrumento CRAFFT, un cuestionario cuyo acrónimo incluye 6 preguntas relacionadas con el consumo:
Car (asociación del consumo de sustancias al uso de automóvil, ya sea como conductor o como pasajero de quien ha consumido) 
Relax (efecto relajante generado por el consumo)
Alone (consumo en soledad)
Forget (olvido generado por el consumo)
Friends (opinión de amigos en relación al consumo)
Truble (problemas generados por el consumo)
CRAFFT es un cuestionario autoadministrado breve que se responde en 5 minutos. Tiene una  sensibilidad de 85-94% y especificidad del 100%.
Si el adolescente responde en forma afirmativa 2 de las 6 preguntas, CRAFFT propone continuar con una entrevista clínica orientada hacia un diagnóstico integral.9
¿CÓMO SON LOS PATRONRS DE CONSUMO DURANTE LA ADOLESCENCIA?
Para realizar un diagnóstico de consumo de marihuana en adolescentes hay que tener en consideración que los criterios CIE-10 para abuso y dependencia fueron diseñados para población adulta, y que pueden subestimar la severidad del consumo en las personas más jóvenes.
Al respecto, dado las características de los adolescentes y el hecho que por su corta edad presentan un tiempo de exposición relativamente breve a las sustancias (unos pocos años en el peor de los casos), los adolescentes consumidores tienen a diferencia de los adultos que consumen, menos problemas físicos asociados al consumo y actividades cotidianas preservadas. Ambas situaciones hacen que tanto el adolescente como la familia tengan una débil consideración de la gravedad de los cuadros de consumo 10
Marcelli y Branconnier (1998) proponen 3 patrones de consumo en adolescentes: el consumo recreativo, el auto terapéutico y el adictivo.11- 12
Patrón recreativo se caracteriza por buscar un efecto euforizante, con un consumo que ocurre en grupo, y que no afecta la escolaridad ni las actividades sociales del adolescente. En este tipo de patrón no se describen factores de riesgo familiares ni individuales relevantes.
El patrón auto terapéutico se diferencia del anterior por buscar un efecto ansiolítico en el consumo. Éste se realiza aislado o en grupo, y pueden comenzar a existir problemas escolares y/o a limitarse las actividades sociales. En este patrón de consumo existen factores de riesgo individuales, los que pueden coexistir con factores de riesgo a nivel familiar.
El patrón adictivo busca un efecto anestesiante. El consumo en estos casos ocurre  en solitario, y con frecuencia se observa deserción escolar y actividades sociales marginales. En este patrón es muy habitual la existencia de factores de riesgo tanto individuales como familiares.
Teniendo en cuenta estos 3 patrones el Ministerio de Salud, mediante la Guía de práctica clínica AUGE de consumo perjudicial de alcohol y dependencia de otras drogas en personas menores de 20 años, propone realizarun diagnóstico integral del consumo de sustancias, esto implica:
Determinar si el adolescente está utilizando una o más sustancias,
Definir el tipo de sustancias que utiliza
Determinar la vía de administración y el riesgo asociado a ésta
Caracterizar la edad de inicio de consumo
Definir los patrones de consumo
Caracterizar los efectos del consumo sobre los distintos ámbitos del funcionamiento del adolescente, tanto en el ámbito social, biológico y psicológico.
La Guía propone además evaluar si el paciente cumple con los  criterios de consumo perjudicial y dependencia,  siempre considerando para la realización del diagnóstico la participación de los padres o figuras significativas para el adolescente.5                                                                                      
  RESUMEN
Para hacer diagnóstico de consumo en adolescentes no es suficiente con los criterios CIE-10. Estos fueron diseñados para población adulta y pueden subestimar el consumo adolescente.
La propuesta actual incluye la realización de un diagnóstico integral, que implica tener en consideración los patrones de consumo, las consecuencias que este consumo tiene sobre los ámbitos bio-psico-sociales del adolescente, y considerando los riesgos asociados.
REFERENCIAS1.-Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA). (2014). Décimo Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar. Observatorio Chileno de Drogas, pp.22- 25.
2.-
Instituto Nacional de la Juventud (INJUV). (2014). Estudio de drogas y legalización de marihuana. Gobierno de Chile, p.6.
3.-
Maturana, A. (2011). Consumo de alcohol y drogas en adolescentes. Revista Médica Clínica las Condes, vol22, p.102
4.-
Santander, S., González, M., Ramirez, L. & Montero, A. (2011). Guía práctica de Consejería para Adolescentes y Jóvenes Ministerio de Salud (MINSAL) Chile. Orientaciones generales dirigida a los equipos de Atención Primaria, pp. 9-11.
5.-
Araya, M., Norambuena, P. & Pemjean, P. (2013). Guía clínica AUGE. Consumo perjudicial y dependencia de alcohol y drogas en personas menores de 20 años. Serie Guías Clínicas Ministerio de Salud (MINSAL) Chile, pp.13-14.
6.-
Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE). (2008). Niños, niñas y adolescentes: Tratamiento de Drogas. Guía de asesoría clínica para programas de tratamiento y rehabilitación en drogas para población infantoadolescente y sus especificidades, pp.28-29.
7.-
Meier, MH., Caspi A., Ambler A, et al. (2012). Persistent cannabis users show neuropsychological decline from childhood to midlife. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, vol109.40, pp.E2657-E2664.
8.-
Silins E., Fergusson DM., Patton G., et al. (2015) Adolescent substance use and educational attainment: An integrative data analysis comparing cannabis and alcohol from three Australasian cohorts. Drug and Alcohol Dependence, vol156, pp.90-96.
9.-
Araya, M., Norambuena, P. & Pemjean, P. (2013). Guía clínica AUGE. Consumo perjudicial y dependencia de alcohol y drogas en personas menores de 20 años. Serie Guías Clínicas Ministerio de Salud (MINSAL) Chile, pp.21-26
10.-
Araya, M., Norambuena, P. & Pemjean, P. (2013). Guía clínica AUGE. Consumo perjudicial y dependencia de alcohol y drogas en personas menores de 20 años. Serie Guías Clínicas Ministerio de Salud (MINSAL) Chile, p.16
11.-
Maturana, A. (2011). Consumo de alcohol y drogas en adolescentes. Revista Médica Clínica las Condes, vol22, p.106
12.-
Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE). (2004). Niños, niñas y adolescentes: Tratamiento de Drogas. Orientaciones técnicas para el tratamiento y rehabilitación del consumo problemático de sustancias en población de niños, niñas y adolescentes, desde una mirada comprensiva evolutiva, pp.66-69.