Iván Pérez Hernández
Fecha: 21 de abril 2016
Cursó su pregrado y su especialización en la PUC. Luego, por motivos familiares se trasladó a Rancagua donde trabajó por muchos años. En ese período siempre siguió ligado a la academia, participando en cursos, talleres y congresos y adquiriendo una formación más profunda en Bioética y Salud Pública.
El año 2009 se incorpora a la Escuela de Medicina como docente, con una inmensa capacidad de trabajo y un fuerte compromiso con los valores de la UC. Su opción ha sido siempre trabajar en los campos clínicos en convenio, que son hospitales con pocos recursos y población vulnerable.
El trabajo desarrollado en la Posta Central primero, y luego en el Hospital de La Florida, dan cuenta de su capacidad de liderazgo para formar equipos, de su emprendimiento por sacar adelante proyectos de gran envergadura con pocos recursos, y de los lazos que logra formar con los alumnos y todo el equipo de salud.
Su experiencia en el área de la Bioética la ha puesto al servicio de la Escuela de Medicina. Participa como tutor en los cursos de fundamentos filosóficos de primer año y de ética de cuarto. Ha sido uno de los gestores en la creación del nuevo curso de ética y antropología de la reforma curricular de medicina, es uno de los directores de la línea de “profesionalismo” para los estudiantes y asume como Director del Centro de Bioética de la Facultad hasta el año pasado. En forma extracurricular, participa y ha ayudado a los alumnos en los planteamientos y proyectos en defensa de la vida, tales como marchas, campañas y el curso “Dilemas al inicio de la vida”, organizado por alumnos de la carrera. Es muy querido por los alumnos, por su cercanía, su trato acogedor, su humildad y honestidad. Siempre es elegido por ellos para entregar su título profesional porque representa todos los principios que promueve la universidad en docencia.
Para el Dr. Iván Pérez, este premio significa un reconocimiento institucional a la dedicación y esfuerzo con los que desarrolla cada día sus tareas docentes. “Es también una confirmación personal de haber elegido el camino correcto, de entre varias posibilidades que tuve al momento de venirme a la PUC el año 2008. Estoy contento y muy orgulloso de pertenecer a esta casa de estudios, aportando con un granito de arena a su excelencia”, comentó.
Para el académico el desarrollo docente tiene que plasmarse en la práctica, incorporando tanto nuevas maneras de enseñar y evaluar, como nuevos tópicos de enseñanza consistentes con el perfil de egresado que queremos en la PUC. “Debemos considerar innovaciones que sean reconocidas como valiosas por los estudiantes y por los pares académicos. Además, pienso que en la calificación académica debe seguirse avanzando en la valoración de la docencia, especialmente la docencia tutorial, que implica muchas horas de dedicación y acompañamiento a los alumnos”, enfatizó.