Internos UC en Pelluhue y Curanipe: una experiencia marcadora
Fecha: 4 de julio 2011
Desde este verano, alumnos de 7° Año de la Escuela de Medicina están trabajando en la atención de salud de la población rural de la costa del Maule. A su regreso, relatan que se trata de una vivencia imperdible para su formación como médicos. Y varios de ellos volverán.
Son siete días trabajando intensamente en el consultorio de Curanipe y realizando “rondas” en la población rural de Pelluhue, costa del Maule. Sólo una semana, que a sus protagonistas les parece mucho más, ya que lo que aprenden en esos apretados siete días es distinto a lo vivido hasta ese momento en sus seis años de formación.
“Por primera vez, te sientes solo frente a un paciente, asumiendo toda la responsabilidad. Es una experiencia que implica ver un enorme volumen de pacientes, más de lo aquí puedes ver en un mes; implica ir a lugares donde las personas han esperado varias semanas para que llegue un doctor a verlos”, señala Osvaldo Weisse, interno de 7° Año, quien volverá a Pelluhue para volver a trabajar codo a codo con los médicos generales de zona Felipe Mandujano y Daniela Guede.
Esta experiencia de voluntariado está dirigida a internos de Medicina (7° Año) y de Enfermería, y surgió del convenio que la Facultad de Medicina UC firmó a fines del año pasado con Un Techo para Chile para trabajar en la reconstrucción de los servicios de salud de Pelluhue, comuna devastada por el tsunami y el terremoto del 27 F.
Desde enero, grupos de hasta tres internos están viajando para trabajar durante una semana en el consultorio de Curanipe, que hoy funciona en un salón parroquial, ya que el edificio destinado a éste fue arrasado por el maremoto. Esta posibilidad se ofrece a los alumnos de 7° durante algunas rotaciones cuyo tema y duración lo permiten. “Se trata de que esta experiencia aporte en la formación de los alumnos, ya que el tipo de medicina que deben hacer allí no suele darse en los campos clínicos de la capital: visitas a las casas de los pacientes de población rural; solucionar problemas con pocos recursos; hacer intervenciones en crisis, etc.”, señala la Dra. Marcela Cisternas, subdirectora de Pregrado, quien está a cargo de coordinar este voluntariado.
“Con esta experiencia estamos rompiendo el mito de que los alumnos de la UC estudiamos para ser súper especializados y que necesitamos de tecnología para resolver los problemas”, señala Daniela Ahumada, otra interna que volverá a pasar por la experiencia. “Aquí demostramos que en las situaciones más adversas, podemos salir adelante. Yo quiero repetir la experiencia porque, después de haber pasado por algunas rotaciones, me doy cuenta de que puedo aportar aún más”, agrega.
Para el interno Maximiliano Curi, quien partió en el primer grupo, en enero pasado, esta vivencia fue tan valiosa, que decidió relatarla en un entretenido relato en el que refleja la relación con las personas de esa localidad y su encuentro con el paisaje y la cultura local. “Lo escribí para motivar a la gente a que se inscriba en este voluntariado. Este proyecto tiene que seguir porque entrega demasiado a nuestra formación”.
Esta experiencia será evaluada con el fin de que pueda transformarse en una instancia formal del currículo de Pregrado, señala la Dra. Marcela Cisternas.