El fin último para los profesionales de la salud es que su conocimiento sea utilizado para responder a las preocupaciones de cada paciente de manera integral. Pero, ¿es la educación interprofesional una estrategia de aprendizaje efectiva para lograr lo anterior? La Dra. María Pía Nitsche y la Dra. Natalie Thöne, ambas estudiantes del Magíster de Educación Médica UC, reflexionan en torno a esta pregunta.
Fecha: 10 de junio 2016
En el área de la salud, la educación interprofesional se define básicamente como cualquier tipo de sesión educativa, didáctica, de entrenamiento o de aprendizaje en la cual estudiantes de dos o más profesiones aprenden con, de y sobre otro para mejorar la colaboración y calidad del cuidado del paciente. Se diferencia entonces de la educación multiprofesional en la cual el aprendizaje es en paralelo y no interactivo.
Si bien existe evidencia disponible que avala la efectividad de la educación interprofesional, es indispensable considerar tres variables para su éxito. “Primero, debe estar alineada con las metas de aprendizaje del currículo. Además, tiene que estar inserta en una educación con enfoque interprofesional, y debe existir una selección juiciosa del contexto”, indica la Dra. María Pía Nitsche.
En la actualidad se ha cuestionado si los profesionales de la salud que se forman en un ambiente multidisciplinario realmente tienen mejores resultados a futuro. “Existen múltiples beneficios: mejora la confianza personal y profesional, promueve el entendimiento mutuo entre profesionales de la salud, facilita la comunicación intra e interprofesional, alienta una práctica reflexiva, mejora el clima laboral, aumenta la satisfacción y disminuye el error médico”, enfatiza la Dra. Natalie Thöne.
Si bien son pocos los estudios que han medido los resultados de la educación interprofesional a nivel de la atención y cuidado del paciente, los resultados de éstos han sido en su mayoría positivos, demostrando un impacto beneficioso en la salud.
La educación interprofesional y la práctica colaborativa son temas en boga en educación médica y que han demostrado grandes beneficios. El desafío es que las universidades trabajen en esta área para así desarrollar mayor y mejor evidencia respecto a cómo evaluar y medir sus resultados.