Dr. Pablo Castro publica emotiva carta a doctor Alejandro Fajuri
Fecha: 4 de abril 2016
Dr. Alejandro Fajuri Noemi (1944 – 2016)
Realizó sus primeros estudios en el Kent School de Santiago, donde se destacó por ser el mejor alumno y donde aprendió en forma fluida el idioma inglés. Obtuvo el título de Médico Cirujano en la Universidad de Chile y su especialización en Medicina Interna en el Hospital San Juan de Dios, donde conoció al Dr. Rodolfo Armas Cruz de quien recibió una gran influencia y a quien admiraba por sus cualidades de buen clínico y docente. Después de unos años de trabajar en el Hospital de Temuco, hizo la beca de Cardiología en la Pontificia Universidad Católica de Chile y posteriormente viajo a Montpellier, Francia, a especializarse en Electrofisiología. A su regreso, se incorporó como un miembro activo del equipo de Cardiólogos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde comenzó su carrera académica, llegando a ser Profesor Titular.
Desde un comienzo fue un gran aporte tanto en lo humano como en lo profesional, contribuyó enormemente al desarrollo y enseñanza de la electrofisiología y hemodinamia, destacándose además como un gran cardiólogo clínico. Numerosas publicaciones, tanto nacionales como internacionales, son el reflejo y el producto de esto.
Fue un colaborador y experto que ayudaba en la resolución de casos difíciles, participaba de todas las actividades clínicas, tenía la capacidad de encarnar de manera única al clínico integral, por sus enormes conocimientos de semiología, era un médico criterioso en extremo, era prudente y reflexivo pero perspicaz y certero en la toma de decisiones. Su opinión y experiencia eran fundamentales.
Su entrega y amor por el arte de la medicina y la cardiología eran excepcionales, sus pacientes eran su prioridad. Era sin duda una enorme fuente de conocimientos, completa y actualizada. Su capacidad de estudio y aprendizaje eran extraordinarias, como también la inteligencia y pasión con la que la practicaba.
La enseñanza fue una de sus cualidades innatas, calificado, reconocido y premiado como un gran maestro por todos quienes fueron sus alumnos. Estuvo a cargo de innumerables cursos de pregrado y postgrado. Era un sabio que se emocionaba con la enseñanza de la medicina.
Quienes lo conocieron, vieron en él una persona acogedora, de actuar atento que en sus palabras se reflejaba una mezcla de inteligencia, sabiduría y bondad, tenía la capacidad de poner en «simple» aquello que para otros era muy complejo de aprender y como pocos, sabía transmitirlo de forma amena, desde la interpretación de un electrocardiograma hasta la enseñanza y práctica de la electrofisiología.
Desempeño con mucha dedicación la labor de Presidente de la Sociedad Chilena de Cardiología, sociedad que más tarde le entregó la distinción de Maestro de la Cardiología Chilena.
Fue un orador brillante, tanto en el aula como frente a sus pares. Cómo no recordar la conferencia “Zapata Días, 25 años de electrofisiología” en el Congreso Chileno de Cardiología del año 2014, ocasión en la que fue aplaudido y aclamado por la audiencia.
Alejandro destacaba por su humildad, amor por la vida, la familia y la música, era un gran conversador, extraordinariamente gentil, de espíritu incansable, un hombre apasionado por la medicina, autoexigente, en constante actualización. Aún en el periodo de su enfermedad y en momentos de relativo bienestar volvía a ejercer su profesión. Fue seguramente la mezcla perfecta, de trasmisión de valores y de búsqueda de la perfección, no por ser engreído sino por un enorme sentido de querer hacer bien las cosas.
Los que tuvimos el privilegio de trabajar con él, sentimos que con su partida nos deja un amigo, un destacado cardiólogo y profesor, un hombre entrañable, sin lugar a dudas uno de los más distinguidos profesores que hayan pasado por la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su legado está en su entrega hacia sus pacientes, en la enseñanza a sus alumnos, y como ejemplo recordamos una de sus frases “más vale un buen doctor que toda la tecnología del mundo”.
Gracias por todo querido Maestro y amigo, gracias por iluminarnos con su presencia todos estos años.
Dr. Pablo Castro Gálvez
Jefe División de Enfermedades Cardiovasculares
Facultad de Medicina UC