Recientes estudios han revelado que la adopción de un estilo de vida saludable y prevención de factores de riesgo de deterioro cognitivo desde la infancia podría ayudar a evitar estas patologías, que no sólo comprometen la vida de las personas que las padecen, sino también aquellas que deben responsabilizarse de sus cuidados.
Fecha: 22 de julio 2022
En este Día Mundial del Cerebro nos sumamos a la iniciativa impulsada por la Federación Mundial de Neurología (WFN, por sus siglas en inglés) que busca crear conciencia en la población sobre la importancia de mantener un cerebro saludable y así evitar patologías en edades más avanzadas.
De acuerdo a estudios publicados en la materia, la principal causa de demencia en la actualidad es la enfermedad de Alzheimer, que causa el 70 y 80% de los casos de demencia en la población mayor de 65 años, mientras que bajo esta edad da cuenta de un 50 a 60% de los casos de demencia, según explica el doctor Rodrigo Santibáñez, académico del Departamento de Neurología de la Escuela de Medicina UC.
Este año el Día del Cerebro está enfocado en cinco puntos clave: concientización en mantener un cerebro saludable para un bienestar mental, social y físico; prevención de enfermedades que afectan a este órgano; apoyo en el esfuerzo mundial necesario para un bienestar cerebral óptimo; educación a las personas para evitar enfermedades y acceso a recursos, tratamientos y rehabilitación.
Algunos de los esfuerzos que se pueden realizar para evitar estas patologías son las decisiones de una vida saludable como alimentarse sanamente, no fumar, beber alcohol de manera muy moderada, hacer ejercicio físico, controlar muy bien enfermedades crónicas como diabetes mellitus, hipertensión arterial, dislipemia, tratar precozmente problemas visuales y auditivos, evitar la obesidad, la soledad y las depresiones no tratadas. A esto se suma la educación formal completa como un factor protector importante.
El académico UC también destaca que en las personas afectadas por demencias, es decir, aquellas que han perdido su independencia, la capacidad de ser completamente autovalentes, debido a un deterioro cognitivo , no sólo se afecta a los pacientes, sino también a aquellas personas que deben cuidarlos, generalmente mujeres de su familia.
“Este cambio en la vida de las personas impacta también al cuidador que no puede trabajar formalmente y debe lidiar con el estrés emocional de ser cuidador, lo que puede ser muy demandante. Estas dificultades también se traspasan a las comunidades y sistemas de salud, que deben asumir el cuidado de un número creciente de pacientes”, añade el doctor Santibáñez.