En el Día Mundial de la Felicidad conversamos con la psicóloga Nuria Pedrals, quien nos comentó que pensar en ser felices en momentos en que el mundo cruza por una pandemia que genera incertidumbre y temor resulta difícil, pero…
Fecha: 20 de marzo 2020
La felicidad no solo significa estar en un emocionar positivo, sino que se ancla en el sentido, en la posibilidad de ayudar, es así como está en la esencia del ser humano trascender de sí mismo y encontrar bienestar en la entrega a los demás.
Este bienestar se refleja en la vitalidad que tenemos cuando estamos centrados en aquello que nos hace sentido. Es las ganas y perseverancia con que hacemos las cosas. Esta energía es la que favorece nuestra salud física y mental.
¿De dónde viene esa energía? La ciencia señala que tiene distintas fuentes, dos de las principales es la calidad de las nuestras relaciones interpersonales y el propósito que le encontramos a nuestra vida
Así en momentos difíciles a pesar del los temores y ansiedades, el ponernos a disposición de los demás nos entrega una satisfacción que fortalece nuestro sentido y la pertenencia a la común humanidad.
Algo que podemos hacer en estos tiempos de cuarentena es mantener nuestras relaciones importantes con mensajes que ayuden, que tranquilicen sin dejarnos llevar por la saturación de información que nos llega.
Esta felicidad va más allá del emocionar positivo y permite tener la esperanza de una sociedad más cohesionada y colaborativa.
Temores y Atención plena
Hoy estamos en un momento en que el temor por la pandemia del COVID-19 se ha ido apoderando del mundo a medida que el virus avanza y vamos sabiendo sus consecuencias.
El temor es una emoción que paraliza que gatilla nuestra mente a pensar en catástrofes presentes y futuras, empezamos a imaginar escenarios horribles, que pasa si me enfermo, se enferma mi familia, se acaban los alimentos, me despiden, entre otros. Esto solo aumenta la angustia, nos distrae, nos cansa y disminuye nuestra capacidad de actuar, de conectarse con lo que puedo y debo hacer.
La indicación es a tomar conciencia que nuestra mente está atrapada por estos pensamientos, respirar profundo, observarlos, aclararnos que es nuestra mente, seguir respirando y calmarse.
El bienestar se restaura cuando nos centramos en el presente, cuando hacemos aquello que está dentro de nuestras posibilidades y el resto se va enfrentando día a día sin dejarse llevar por pensamientos negativos.
Uno de los recursos que más promueve el bienestar de las personas es estar presente, estar en atención plena o mindfulness, esto es tomar conciencia del momento, darse cuenta de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones físicas. El solo hecho de parar y focalizarse en la respiración y en como estamos tiene un efecto recuperativo en nuestro cerebro.
Entrenarnos en mindfulness puede favorecer el bienestar, pues permite darse cuenta a qué le ponemos atención, disminuye así la posibilidad que repitamos pensamientos negativos respecto al pasado o imaginando escenarios que provocan ansiedad.
Para finalizar reiteramos que algunas actividades simples realizadas con atención, compromiso y regularidad, han demostrado aumentar el bienestar de las personas: