Consumo de marihuana: ¿qué dice la evidencia narrativa?

María Pía Nitsche, Alexandra Fischman, Juan José Trebilcock, y Nicolás Zamorano, miembros de Medicina UC, realizaron una revisión narrativa de la evidencia que existe sobre el consumo de marihuana y sus repercusiones en la sociedad nacional.

Fecha: 4 de febrero 2019

La prevalencia del consumo de marihuana en Chile ha aumentado significativamente durante los últimos años, lo que se ha asociado a una disminución en la percepción de su riesgo y de una mayor percepción de accesibilidad. En el último análisis de SENDA, se observa que la prevalencia de consumo “alguna vez en la vida” aumentó de 31,5% en 2014 a 35,7% en 2016, y “en el último año” de 11,3% a 14,5%.

“Este cambio epidemiológico es preocupante debido a los múltiples riesgos y efectos adversos asociados al consumo de cannabis, los que se encuentran avalados por la evidencia disponible. Se ha demostrado potenciales efectos adversos a nivel cognitivo, psiquiátrico, estructural cerebral, entre otros”, comentó una de las autoras de la revisión, Dra. María Pía Nitsche.

En Chile está en discusión en el Senado un proyecto de ley que busca legalizar el autocultivo de la planta de marihuana para fines medicinales. Sin embargo, los autores de esta revisión creen que este proyecto de ley excede las limitaciones de los Convenios Internacionales al respecto y se aleja de la Lex Artis. Además, el proyecto no asegura las medidas de regulación suficientes para que este proyecto no se transforme en una legalización de facto para el uso de marihuana con cualquier fin. 

En este contexto, los autores de la revisión consideran preciso tener un marco regulatorio para proteger a la población, y que de legislarse el uso medicinal de la marihuana, se haga solo una vez que se comprueba la eficacia, seguridad y calidad de los componentes de la marihuana para el uso medicinal, así como lo hace cualquier medicamento que se vende en el mercado.

“En cuanto a su uso medicinal, se han planteado posibles efectos favorables en el tratamiento de náuseas, anorexia en pacientes con SIDA, dolor crónico, inflamación, glaucoma, espasticidad en esclerosis múltiple y epilepsia. No obstante, la evidencia es limitada, los efectos colaterales son frecuentes, las concentraciones óptimas no han sido definidas y no se ha mostrado mejor efectividad que los tratamientos ya existentes”, agregó la doctora UC.

En esta misma línea, recientemente la fundación Epistemonikos (base de datos colaborativa para la búsqueda de evidencia en salud), sintetizó la evidencia existente sobre los efectos del uso medicinal del cannabis y sus derivados, llegando a la conclusión de que “no existe ninguna condición en la cual los beneficios derivados del uso de cannabis o productos derivados sean superiores a sus efectos adversos y riesgos”.

Como alternativa, el equipo tras esta revisión, plantea la posibilidad de apuntar hacia la identificación y producción de los componentes específicos del cannabis que poseen efectos positivos para la salud, sin correr los riesgos de la adicción y evitando sus efectos negativos. Además de generar productos con componentes específicos conocidos y que pasen todas las pruebas de eficacia, seguridad y control que cualquier medicamento tiene que pasar antes de ser accesible hacia la población.

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