El desafío para el nuevo Vice Gran Canciller de la Universidad Católica está escondido en la vida universitaria que busca lo verdadero, impulsado por el profesor que dialoga y puede sentarse, entender e incluso aprender de su alumno.
Fecha: 25 de agosto 2017
Para el padre Tomás Scherz, la academia es una oportunidad para proveer a los estudiantes de un sentido más profundo que lo enmarcado dentro de las enseñanzas técnicas o profesionales.
Una cosmovisión amplia da la oportunidad a los estudiantes para insertarse como masa crítica dentro de la sociedad y, además, lograr lo que la universidad en su sentido más originario pretendía como “comunidad que busca lo verdadero”, comenta el sacerdote, quien fue nombrado recientemente Vice Gran Canciller de la universidad.
Dentro de este aporte que realizan los profesores a sus estudiantes, está la posibilidad de dialogar sobre temas contingentes como la justicia, ecología, la bioética, la relación con otras personas, el bien común y su posición en la sociedad. Un aporte es verdaderamente académico cuando va más allá de la especialidad profesional.
“El académico tiene que saber que una universidad no es solamente publicar 10 o 20 artículos indexados, sino saberlos usar para el beneficio del hombre y las mujeres, y más que ello, dar una visión más amplia del campo humano. ¿Qué desea un verdadero un académico? ¿Ser alguien reconocido o quiere aportar humanidad?”, se pregunta el padre Scherz.
Sin embargo, hay que saber plantear estos temas, pues bien distingue el padre Scherz entre diálogo y la enseñanza ideológica: “Ideologizar es una cosa sistemática, impersonal y coactiva… otra cosa es argumentar desde principios que se respetan y en los cuales el docente hace libertad de cátedra”, agrega el Padre.
De esta forma, se trata de tener un buen sentido, que se busca de “una manera más global, pues si me quedo en una parcialidad puedo descuidar esos elementos que son razonables también”.
Este buen sentido puede incluso llegar a arrojar claridad sobre disyuntivas tan complejas como la objeción de conciencia en ciertas prácticas. En este punto el padre Scherz resalta en analogía a la conciencia: “cuando hay un ideario, debe ser respetado, sobre todo cuando tiene buena justificación y esta tiene que ver con lo solidario, con lo justo”.
El padre Scherz resalta que de igual forma nadie puede ser coaccionado u obligado a actuar de otra manera que dicte su conciencia, especialmente en el caso médico que tiene por encima de todo el Juramento Hipocrático (defensa de la vida). “Una cosa es la tolerancia no razonada, resignada y otra, la conciencia que te manda a decir no”, explica.