El acto de comer protege al hueso y está determinado por una serie de hormonas como la insulina, en especial en pacientes con bypass gástrico

El acto de comer protege al hueso y está determinado por una serie de hormonas como la insulina, en especial en pacientes con bypass gástrico

Fecha: 14 de marzo 2014

El efecto del acto de comer sobre el metabolismo óseo en mujeres sometidas a bypass gástrico, fue el foco del estudio Feeding and Bone Turnover in Gastric Bypass, publicado en la revista The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolis, la más importante del mundo en su especialidad. 

La investigación confirma que comer sano y en forma regular reduce la pérdida de masa ósea.

La última revista de la Sociedad Americana de Endocrinología publicó la investigación realizada por el Departamento de Nutrición, Diabetes y Metabolismo de la Escuela de Medicina UC, que confirma que comer reduce la pérdida diaria de masa ósea, incluso en pacientes portadores de bypass gástrico.  

Los especialistas involucrados en el estudio son: el nutriólogo Juan Patricio Valderas, el endocrinólogo Gilberto González, el salubrista Oslando Padilla, la especialista en laboratorio clínico Sandra Solari y el tecnólogo médico, Manuel Escalona. 

A lo largo de la vida, los huesos tienen un proceso continuo de pérdida y formación. Se pensaba que en mujeres que se sometían a cirugías para bajar de peso esta dinámica afectaba con mayor énfasis, sin embargo el estudio señala que esto ocurre solo durante los periodos de ayuno. 

Se sabe que el intestino es el órgano endocrino productor de hormonas más importante del ser humano, genera algunas que regulan la glucosa, el apetito y el metabolismo del hueso. Esta última se llama GLP2, que se produce durante todo el día, pero que aumenta su nivel cada vez que las personas comen, frenando el desarrollo de osteoporosis.  

Con este estudio se comprobó que, si bien las mujeres operadas perdían más hueso en ayunas, al comer revertían el proceso de pérdida, incluso en mayor magnitud que las mujeres no operadas, generándose un mecanismo protector del hueso. “Esto se produce porque el intestino de ellas es mucho más corto, por lo tanto los alimentos llegan más rápido al lugar donde esta hormona se origina y se libera una mayor cantidad de GLP2 que en mujeres que no han sido sometidos a esta cirugía”, explicó el Dr. Valderas.

“Esto también ocurre porque la hormona GLP2 genera que aumente la vellosidad dentro del intestino que tienen la responsabilidad de absorber los nutrientes. Entonces a mayor vellosidad, la absorción de nutrientes es más rápida, provocando una cadena que favorece el fortalecimiento de los huesos”, señaló el nutriólogo. 

Para la investigación utilizó una comida de 300 calorías que contenía una proporción habitual de hidratos de carbono, proteinas y grasas. Se observó que después de tres horas se comienza a perder el efecto sobre el hueso y este resultado refuerza que es conveniente comer cada tres o cuatro horas. 

La pesquisa midió a damas postmenopáusicas mayores de 50 años que se habían sometido a esta intervención hace 8 años, con un grupo de control que incluía población femenina de la misma edad e índice de masa corporal.