Jornada Interdisciplinaria de Solidaridad: Clave para el Bien Común

Jornada Interdisciplinaria de Solidaridad: Clave para el Bien Común

Fecha: 20 de agosto 2015

Un 18 de agosto de 1952, San Alberto Hurtado falleció en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Este día se recuerda en todo el país como el Día de la Solidaridad, instaurado para reflexionar en torno al sentido y alcance de este valor en la sociedad.

El propósito central de su vida fue el servicio a Cristo y el modo de concretarlo, fue su permanente entrega a los más pobres, a los más vulnerables. El nombre de San Alberto Hurtado nos reclama a cada uno de nosotros, individualmente, a preguntarnos en qué medida estamos comprometidos en la edificación de una sociedad más justa, más fraterna y sobretodo más solidaria. ¿Sabemos qué es la solidaridad? ¿Realmente la vivimos?

Un grupo de investigadores se reunieron el martes 18 de agosto de 2015, en el Salón de Honor de Casa Central, en una jornada encabezada por el Gran Canciller de la Universidad, E.R. Monseñor Ricardo Ezzati, el Rector de la UC, Dr. Ignacio Sánchez, autoridades de la universidad, académicos y alumnos, para responder algunas de las interrogantes desde distintas disciplinas.

La “Jornada Interdisciplinaria de Solidaridad: Clave para el Bien Común” contó con la participación de destacados académicos UC como el Profesor Pedro Morandé, de la Facultad de Ciencias Sociales; Claudia Leal de la Facultad de Teología, Jorge Martínez, de la Facultad de Filosofía y Paulina Ramos de la Facultad de Medicina. En tanto fueron invitados los destacados académicos Mariano Crespo, de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Navarra y Carlos Massini, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Mendoza.

El concepto “Solidaridad” giró en torno a varios puntos de vistas asociados al valor imperativo de la relación con el otro. Para el Profesor Mariano Crespo esta noción de lo que vale la relación con el otro, es una condición intrínseca de la responsabilidad que se asume en ese vínculo. “Lo que la solidaridad pone de manifiesto es que las personas no somos individuos aislados, sino que vivimos en comunidad, en grupo, que unos nos necesitamos de otros, y como se decía anteriormente, si el hombre es capaz de verse en el otro es capaz de verse a sí mismo, entonces la solidaridad lo que pone de manifiesto es que todos nos pertenecemos de alguna forma, en ese sentido todos somos responsables de lo que la sociedad necesita”.

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El tema de asimilar la solidaridad a la caridad, es un tema de discusión técnica que ha sido debate desde una mirada ética, acerca de la responsabilidad colectiva. “Habitualmente lo que se piensa es que la responsabilidad del sujeto es de cada individuo, pero a partir por ejemplo en Europa, de la II Guerra Mundial, de la responsabilidad de Alemania, ante los crímenes perpetrados bajo el régimen Nazi, se empezó a hacerse la pregunta sobre qué significa decir que Alemania por ejemplo fue responsable de esos crímenes cometidos. Y yo creo que pese a la discusión técnica sobre la responsabilidad, es más bien una cuestión asociada a lo que yo le decía hace un momento, no se puede considerar a una persona al margen de la comunidad, sino que la persona se constituye y se reconoce como tal en la propia comunidad. Es decir ya no solo soy responsable de mis propios actos sino también de determinadas acciones u omisiones del conjunto de la sociedad”, explica el experto.

En esa medida también es una interrogante de esta jornada preguntarse hasta qué punto cada uno de nosotros individualmente somos responsables de determinadas situaciones morales de nuestra sociedad. Este fue un intento por reflexionar sobre un concepto como es la solidaridad, pero desde perspectivas diferentes, desde la filosofía, desde la teología, desde la medicina, desde las leyes y ese diálogo puede ser un enriquecimiento muy importante para diversas disciplinas sobre una realidad que afecta directamente al hombre.

Ante ello los profesores Paulina Ramos y Jorge Martínez y las alumnas de Medicina Antonia Muñoz y Catalina Vargas, organizadores de esta Jornada, intentaron expresar el valor de la Solidaridad como reflejo del otro y en la perspectiva del Bien Común. “El nombre de San Alberto Hurtado nos reclama a cada uno de nosotros, individualmente, a preguntarnos en qué medida estamos comprometidos en la edificación de una sociedad más justa, más fraterna y sobre todo más solidaria. La solidaridad, levadura esencial de la vida en común, no es exigible por ley, sino que es un asunto del talante de cada pueblo. No hay tal vez un parámetro más eficaz para conocernos que el modo como nos situamos frente a lo que la ley no manda ni prohíbe y que, sin embargo, toca directamente el fondo de nuestros corazones”, publicaron en una columna.

San Alberto Hurtado, conocedor del derecho y la justicia, hizo algo más: elevó a la solidaridad al rango de ley de su vida, con la esperanza de que ese fuego encendiera otros semejantes, irradiando calor y sobre todo luz.

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